Triste aniversario

Artículo publicado en frikonomics.com

No voy a hablarles de aquel fatídico 11 de septiembre de 2001, cuando la sinrazón lanzó su cobarde y despiadado ataque sobre el palo mayor (y su mástil gemelo) del inmenso trasatlántico varado en la costa Este norteamericana (como poéticamente define Alfonso Armada a la península de Manhattan).

No, voy a hablarles de un acontecimiento acaecido en fechas vecinas en el calendario, cuando el estío empieza ya a expirar, en la mañana de un lunes 15 de septiembre, esta vez  de 2008, la cuarta entidad financiera estadounidense, Lehman Brothers, tras ciento cincuenta años de vida,  protagonizaba la que se ha bautizado como mayor quiebra de la historia.

Era la guinda en el pastel de la crisis financiera global iniciada con las hipotecas subprime. El pánico se desataba aquella jornada en las bolsas de todo el mundo. En las tertulias radiofónicas se hablaba del final del capitalismo… Hasta el más común de los mortales empezó a preocuparse por si estaban seguros o no sus ahorros en el banco de la esquina.

Sensación que en España se agudizó, unos meses más tarde, el 30 de marzo de 2009, con la intervención por parte del Banco de España, de Caja Castilla la Mancha. Tras lo sucedido y con la intención de trasmitir seguridad a la ciudadanía, el gobierno se vio obligado a aumentar la garantía que, por cada depositante, cubría el Fondo de Garantía de Depósitos. Aun así los españolitos de a pie comenzamos a repartir nuestros ahorros entre distintas entidades para, cumpliendo con la sapiencia popular española, no tener puestos todos los huevos en la misma cesta; siendo también muchos los que retiraron dinero de la circulación para dejarlo a buen recaudo en su colchón, costumbre también ésta muy española (en el caso de los súbditos argentinos, pocos fondos, por no decir ninguno, dejaron en las entidades financieras españolas, por temor a un nuevo corralito).

Las secuelas de la caída de Lehman, siguen estando presentes hoy en los mercados de valores, ya que ni el Dow Jones de industriales, ni el tecnológico Nasdaq, ni el Standard & Poor’s han recuperado, dos años después, los niveles que tenían el viernes anterior a su quiebra.

Pero, ¿cuál fue el motivo de la quiebra del banco norteamericano?

Según el análisis realizado por  la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera (FCIC), el motivo principal fue el exceso de deuda a corto plazo, sobre todo de Repos (opciones de compra con pacto de venta a un precio determinado), a las que tenía que hacer frente la entidad.

La rentabilidad de este modo de operar está en la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta pactado (margen). El problema surgió cuando la entidad americana, que tomaba estos préstamos colaterales a corto plazo, decidió que los prestatarios podrían emitir deuda colateral que excediese ligeramente de las cantidades que hubiesen tomado prestadas ese mismo día. Cegados por la ambición de obtener un sustancial retorno de su inversión, empezaron a concentrar demasiado riesgo en el corto plazo. Y empezó a hacerse una pelota que, según JP Morgan, en junio de 2008, excedía ya de 6.000 millones de dólares.

El banco trató de cubrir el déficit acumulado en el margen de las Repos, con bonos estructurados. ¿Les suenan este tipo de operaciones de la mal llamada ingeniería financiera? pues sigan, sigan, que hay más.

En los albores de 2008, la Reserva Federal norteamericana había creado una línea  especial de crédito, denominada Primary Dealer Credit Facility (PDCF). Línea que utilizó Lehman para financiarse, para lo que tuvo que engañar al organismo regulador, concentrando sus activos no líquidos en valores.

Aquel lunes 15 de septiembre, tras no llegar a buen puerto las maratonianas negociaciones para su compra llevadas acabo durante el fin de semana, Lehman Brothers se declaraba en quiebra.

El gobierno estadounidense, que había tenido que salir meses antes al rescate de  Bear Stearns (adquirido por JP Morgan) y que inmediatamente facilitó la compra por parte de Bank of America de Merrill Lynch  (sin olvidarnos de las agencias hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac) no salió, en esta ocasión, al rescate de Lehman, haciendo suyas las palabras de una eminencia económica, el ex presidente de la FED, Alan Greenspan, quien decía que <<no había que tratar de proteger a todas las grandes instituciones financieras. La quiebra de un gran banco en sí no es un problema. Todo depende de cómo se realice su liquidación>>. La polémica quedó servida a partir de ese momento, ya que para algunos existe un agravio comparativo en la actuación de la administración norteamericana con las distintas entidades financieras.

David Torija Pradillo

Acerca de David Torija

Economist and MBA. Business Development Manager, Advisor and Business Strategist. Passionate about Management, Finance, Marketing, Sales, Social Media, Writing and Public Speaking. Cross Cultural and Global Minded. Hard Worker. Entrepreneur. Optimistic, Enthusiastic: Always look on the bright side of life.
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