Siempre me ha gustado correr. La gente dice que es aburrido, los más chistosos que es de cobardes. En cambio, a mi correr siempre me ha regalado una sensación de libertad inigualable.
Empecé a correr bastante joven, para mejorar mi forma física cuando jugaba al hockey, lo hacía sólo, por el campo, por la zona que hoy se ha convertido en una de las urbanizaciones más exclusivas de Madrid (pero que antaño era un pedregal), La Finca. Me servía para desconectar del mundo, para pensar y relajarme, amén de para mejorar mi condición física.
En torno a los 18 años empecé a correr con mi buen amigo José. Sustituí mi antiguo circuito por el pinar de Pozuelo cuando corríamos de día, y por el centro de la ciudad, cuando entrenábamos de noche. Siempre comentábamos los mismos chascarrillos mientras quemábamos las suelas de nuestras zapatillas, que si el Alcalde podía quitar la empinada cuesta que saludaba la próxima entrada al pinar…las más celebradas, eran aquellas que versaban sobre pintadas que habíamos visto y que nos habían hecho gracia, como la que decía aquello de con este Alcalde en Pozuelo no queda en pie ni un ciruelo, Pepe el de la motosierra…
A los 21 años, tras dejar el hockey de competición, empecé a correr también por la Dehesa de la Villa y por Monterrozas (donde hoy se ubica la Ciudad del Fútbol). Unos meses más tarde, comencé a practicar boxeo amateur, aparcando, en cierta manera, mi afición al atletismo. Mi amigo José, por aquel entonces ya en mejor forma que yo, comenzó a competir más en serio, y logró bajar de 3 horas en la maratón.
Nunca volví a correr de forma regular y constante hasta hace unos meses. En los últimos años había descuidado en sobremanera mi forma física. Tan sólo retomaba la actividad deportiva de forma esporádica e intermitente cuando, por ejemplo, planeamos un viaje a Nueva York hace un año. Correr por la orilla del Hudson con el skyline newyorkino como testigo, o por alguno de los circuitos del pulmón de la ciudad, Central Park, es una de las actividades más maravillosas que se pueden hacer en esta vida.
Este mes de julio, gracias al empeño de una compañera de mi escuela de negocios, volví a engancharme a este deporte. Nos fijamos un objetivo, la media maratón de Valencia que se celebrará el próximo 21 de noviembre. Nos trazamos un plan de entrenamiento y, como Forest Gump, conseguimos sumar más adeptos para una hazaña que, sin ánimo de ser pretenciosos, parece que lograremos con cierta solvencia y que incluso a alguno parece quedársele pequeña.
De momento no he conseguido bajar de las dos horas en los 21 kilómetros, pero en las próximas semanas espero poder hacerlo. Esta experiencia me está enseñando la importancia de la planificación, la constancia, la regularidad, el esfuerzo, el sacrificio y el control de la hoja de ruta prevista. Aliento a todas aquellas personas que lean este artículo a que se atrevan, se calcen unas zapatillas y prueben este deporte, su salud se lo agradecerá. Pero cuidado, correr engancha.
David Torija Pradillo
Ekipo:
Ese día espero estar a tu lado, y te aseguro que bajaremos de las 2 horas.
como decía esa famosa canción: » Y alli estabas Tu…..»
Tu amigo, Rubén