Artículo escrito para www.lagaceta.es
48.102 personas engrosaron las listas del paro durante el mes de septiembre, por lo que el número de parados en España (sin contar los 487.211 desempleados que el gobierno saca de la lista por la puerta de atrás) asciende ya a 4.017.763 personas. El mayor número de desocupados proviene del sector servicios, seguido del de la construcción y, con cierta distancia, del sector industrial.
Fuente Gráfico: Libertad Digital
Digan lo que digan los sindicatos, quienes parecen querer proteger, puede que por ignorancia, tan sólo las indemnizaciones y subsidios, en lugar de centrarse en la generación de empleo, con estas cifras resulta urgente acometer cuantas reformas sean necesarias para facilitar el acceso a un puesto de trabajo a toda esta gente. A mi juicio es necesaria una reforma laboral más profunda que la llevada a cabo, que facilite la reducción de las listas de parados, aunque sea a costa de rebajar las indemnizaciones en caso de despido, porque no me cansaré de repetir que entiendo que se ha de fomentar el acceso al trabajo y no la subsidiariedad. Además, abogo por un cambio del actual modelo productivo. Permítanme que les explique esto con mayor detenimiento.
Desde un punto de vista genérico tenemos que:
Productividad= Valor / Coste
Si queremos aumentar la productividad para ser más competitivos y lograr el ansiado crecimiento económico y la correspondiente generación de empleo, tendremos que, bien reducir los costes de nuestros productos o servicios, bien aumentar su valor.
Está claro que en una economía globalizada resulta imposible para España competir en costes con Europa del Este, China, India… Quienes se empeñan en seguir este camino están condenados al fracaso. Estamos siendo testigos desde hace unos pocos años como muchas factorías que se instalaron en nuestro país décadas atrás, cuando éramos un país emergente (cuando el precio de las instalaciones y de la mano de obra era más barato), echan el cierre y se marchan a Hungría a China o a donde a la empresa le resulte más barato producir sus bienes para poder seguir compitiendo en el mercado.
Con una de las tasas impositivas más altas de Europa y con unos costes laborales elevadísimos, no somos atractivos para ninguna compañía internacional. A no ser que por nuestra ubicación geográfica seamos un enclave estratégico, como sucedía con el Puerto de Valencia. Y digo sucedía porque el poder negociador de los estibadores, junto a la no construcción de un decente corredor del Mediterráneo (a cambio tenemos, eso sí, renovados carriles bici desde los que podremos intentar el transporte de mercancías), ha llevado a una de las principales navieras del mundo, MSC (su competidora, Hamburg Süd, se plantea también seguir sus pasos), a abandonarnos (su presencia actual en Valencia es casi testimonial) y a instalarse en el nuevo y flamante Puerto de Tánger (donde las condiciones laborales son mucho más atractivas).
Por lo que la única opción que nos queda para aumentar la productividad es aumentar el valor de nuestros productos o servicios. Luego nuestro objetivo debe ser ofrecer más valor en nuestro trabajo, convertirnos en exportadores de tecnología tal y como hizo la hoy próspera Alemania tras su reunificación. Y es aquí donde aparecen dos factores clave: La educación y la innovación. Debemos mejorar nuestro sistema educativo, dejarnos de adoctrinamientos en forma de educación para la ciudadanía y otras gaitas, centrarnos en el estudio de idiomas (tenemos la inmensa suerte de que el español es el segundo idioma más hablado en el mundo tras el idioma de los negocios, el inglés, lengua ésta que los españoles desconocemos), despolitizar las universidades y convertirlas en centros punteros donde se formen a los mejores técnicos. La investigación y el desarrollo deben jugar un papel fundamental en todo este proceso.
Gran parte del paro que tenemos en España es estructural. Por lo que deberíamos de dejar de subvencionar sectores hoy obsoletos, y dejar de prolongar la agonía de una muerte anunciada, formando a nuestros ciudadanos para empleos con mayor futuro.
David Torija Pradillo
davidtorija@coev.com