Editorial escrita para http://www.frikonomics.com

El pasado sábado, horas antes del debut de la selección española en la Eurocopa y de la final del abierto de Francia de tenis, el Gobierno español solicitaba ayuda financiera a la Unión Europea al objeto de poder recapitalizar nuestro sistema bancario.

A simple vista parece que la elección de tal fecha pretende mitigar el alcance de la noticia y la reacción de los mercados financieros ante la misma. Si vamos un poco más allá en nuestro análisis, el momento elegido parece buscar la creación de un cortafuegos  que aplaque un posible resultado negativo, en lo que a los intereses de la Unión Europea se refiere, en las elecciones griegas del próximo fin de semana.

Desde el anuncio de la noticia, se ha abierto una guerra dialéctica entre los medios de comunicación próximos al gobierno actual y los más cercanos a sus antecesores. Unos hablan de ayuda financiera mientras que los otros hablan abiertamente de rescate. Más allá del, a mi juicio estéril y politizado debate semántico, el gobierno español va a recibir hasta 100.000 millones de euros procedentes del fondo de rescate europeo.

Tras la intervención de Bankia saltaron todas las alarmas y todo el mundo empezó a elaborar cábalas sobre cuál era el tamaño del agujero real de la banca española en su conjunto. Don Emilio Botín estimaba que eran necesarios 40.000 millones para sanear la banca española, excluyendo, por supuesto, a su Ferrari. Algunos economistas hablan de 60.000 millones e incluso algún agorero lo cifra en 1 billón de euros.

Lo cierto y verdad es que hasta a finales de junio, cuando las auditoras independientes nombradas para tal fin hagan público su trabajo, no sabremos a ciencia cierta el monto necesario para sanear nuestros bancos. Lo demás son elucubraciones. Lo único que sabemos es que dispondremos de hasta un total de 100.000 millones de euros en unas condiciones tan ventajosas cómo desconocidas (hasta el momento).

David Torija