No es ningún secreto que los británicos son mucho más respetuosos con sus tradiciones y con su historia que los españoles. Tampoco creo estar descubriendo nada al afirmar que, desde un punto de vista histórico, siempre ha existido, cuando menos, cierta rivalidad entre ambas naciones. Como prueba gráfica de lo que digo se erige la columna, coronada por la figura enhiesta del Almirante Nelson, que preside la céntrica plaza londinense de Trafalgar Square, como homenaje del pueblo británico a la victoria de sus tropas en la batalla de Trafalgar.
Mientras que los británicos rememoran su gestas y honran a sus héroes (en este caso por derrotar a la otrora Armada Invencible) en la piel de toro, simplemente, la ignoramos. Si la memoria no me falla, creo que fue Joaquín Almunia, quien siendo secretario general del PSOE, dio un puntapié a nuestra historia, hablando de la derrota de Lepanto y la victoria en Trafalgar… En la misma línea, si preguntásemos entre la población española por Cosme Damián Churruca, la respuesta mayoritaria que obtendríamos iría relacionada con la marca de pipas del mismo apellido que el valiente marino guipuzcoano.
Como bien se demuestra en el artículo soluciones a la crisis III que publicamos esta semana en frikonomics, España presenta mejores ratios que el Reino Unido por lo que, puede dar la sensación de que éstos últimos, para tapar sus vergüenzas, sigan la táctica futbolística de que la mejor defensa es un buen ataque. Pretendiendo crear, con su ofensiva indirecta a la economía española, una cortina de humo que camufle el estado real de sus cuentas. Parece evidente que las noticias y rumores sobre la economía española, junto con la falta de arrestos y la inactividad gubernamental y los ataques irresponsables de una oposición que busca sacar tajada, traen de la mano desconfianza. He de reiterar la necesidad urgente de acometer reformas y de coger, permítaseme el símil taurino, el toro por los cuernos, y acometer las reformas necesarias para generar el deseado clima de confianza, transmitiendo seguridad y recuperando el atractivo de nuestro país, evitando con ello la salida masiva de capitales de inversores extranjeros.
Los bruscos movimientos de los mercados financieros y, en especial, de la bolsa española en estos últimos días, parecen ir en ese sentido, aderezados eso sí, con los dimes y diretes del rescate griego.
Para aquellas personas (con una menor aversión al riesgo) que tengan parte de sus ahorros depositados en bolsa (como fuente canalizadora del ahorro hacia la inversión), es momento de templaza. La fuerte volatilidad (fuertes cambios en el precio de las acciones) de los mercados, que tuvieron su cénit en la situación de pánico vivida el pasado jueves día 6 en la que, en cuestión de minutos, los principales índices bursátiles norteamericanos se desplomaron momentáneamente como consecuencia de un presunto error humano en el número de acciones puestas a la venta (por un broker patoso) de la compañía Procter & Gamble, es sólo apta para personas con nervios de acero. Próximamente en el apartado hemos leído, recomendaremos un interesantísimo manual bursátil.
Pero antes, esta semana, en consonancia con el objeto de frikonomics de acercar la economía al público en general, contamos con la crónica que una abogada nos hace del interesante libro que lleva por título Finanzas para directivos. El puesto de frikonomista lo ocupa esta semana un director financiero de una importante empresa de automoción. Mientras que en el apartado marketinianos contamos con un interesante artículo del consultor de marketing Rafael Muñiz.
David Torija