El gigante español de la distribución comercial aprobó, en la Junta de Accionistas celebrada ayer domingo, sus cuentas anuales de 2.009. A los amigos de las anécdotas y de las curiosidades puede que les interese saber que El Corte Inglés, al igual que sucede con otras empresas del sector, cierra su ejercicio económico en febrero (tras las rebajas navideñas), en lugar de hacerlo en diciembre (como la mayoría de las empresas).
Su presidente, Isidoro Álvarez, presentó unos resultados de la entidad más que satisfactorios para los tiempos que corren. Con una facturación consolidada de 16.365 millones de euros (un 5,8% inferior a la del año anterior), el grupo obtuvo un beneficio bruto de 1.067 millones de euros (un 2,5% menos que el pasado ejercicio); descontando provisiones, amortizaciones, gastos financieros e impuestos, obtuvo un beneficio neto consolidado (correspondiente a todo el grupo) de 369 millones de euros, cifra sensiblemente inferior (retrocede un 1,5%) a la de 2.008.
Téngase en cuenta que, como informaba el Sr. Álvarez ayer a sus accionistas, según el Instituto Nacional de Estadística el volumen de ventas del comercio al por menor descendió este año un 6,1%. Por lo que, a mi juicio, el líder de la distribución puede estar contento con sus resultados, que son consecuencia, entre otras cosas, de la importante reducción de costes llevada a cabo (256 millones de euros) por el grupo empresarial.
Pero en un mundo tan dinámico y cambiante como el que vivimos, podemos plantear las siguientes reflexiones a su dirección para contribuir mediante nuestro feedback a que, una empresa modelo en el pasado, pueda continuar siéndolo en el futuro.
Durante décadas la marca El Corte Inglés ha sido en España de las más reconocidas, identificándose siempre con calidad en el servicio y con un trato exquisito, pero ¿siguen, seguimos, sus clientes identificándola con esos valores?
Puede que no sean su target (público objetivo) pero ¿compran los jóvenes en el Corte Inglés? Yo creo que no lo hacen y ese es, para mi, el mayor reto al que deben enfrentarse los órganos decisorios del grupo empresarial, pues las nuevas generaciones representan un importantísimo nicho de mercado con el que hay que contar si se quieren garantizar las ventas en el futuro sin estancarse (envejeciendo el modelo comercial a la par que lo hace su clientela). En un mundo que requiere una adaptación continua a cambios que se producen a velocidad de vértigo, los precios y la innovación en cuestiones de moda de Inditex, me temo que le están ganando la partida al Sr. Álvarez.
El Corte Inglés fue pionero en el trato personalizado (tarjetas de felicitación navideñas y de cumpleaños firmadas por su presidente), ventaja competitiva fácilmente imitable, tal es así, que hoy en día son muchas, demasiadas, las empresas que han seguido su ejemplo. Y yo me pregunto ¿con la cantidad de información de que dispone la empresa de D. Isidoro Álvarez, por qué no continúan con esa línea en lugar de quedarse estancados en las tarjetas de felicitaciones? ¿Les sería muy costoso que a la hora de pagar un cliente en el día de su onomástica con la tarjeta de la entidad, le apareciese un mensaje al cajero o cajera y este felicitase a un sorprendido y agradecido comprador? Es un ejemplo de un montón de acciones, de pequeños detalles, que podrían efectuarse si lo que se pretende es seguir estando a la vanguardia del trato personal.
En mi opinión, su principal ventaja competitiva es su fortaleza financiera, lo que permite que sus clientes demoren el pago de sus compras (aunque se repercuta al proveedor), haciendo que la compra en sus establecimientos sea más atractiva por este motivo. En esa línea, en los mentideros económicos se especula con la posibilidad de que El Corte Inglés esté detrás de comprar algún banco, el tiempo confirmará o desmentirá este extremo.
La moraleja de esta historia es bien sencilla, se deben celebrar los éxitos empresariales, pero sin olvidar a la velocidad a la que las cosas cambian hoy en día, adaptarse o morir (que reza uno de los principios de la ley natural), ya que en el futuro triunfarán aquellos que sepan transformar los cambios continuos en su ventaja competitiva.
David Torija Pradillo