(Texto íntegro de mi discurso para Toastmasters Valencia del 24 de abril de 2013 en el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Comunidad Valenciana)
Estimados compañeros de Toastmasters e invitados, mi discurso de hoy debería versar sobre un cuento popular. He estado dándole vueltas y vueltas tratando de encontrar un cuento que pueda despertar vuestro interés. Pero no he encontrado ninguno.
Una historia debe adecuarse a la tipología de audiencia y, sinceramente, no creo que lo más interesante para un público como vosotros sea contaros el cuento de los tres cerditos o el de caperucita roja.
Como un cuento es, en definitiva, una historia y, en línea con mis últimos discursos (tanto en inglés como en español), en los que he tratado de transmitir entusiasmo en tiempos difíciles, he elegido una de mis películas favoritas, Rudy, que es, sobre todo, la historia de un soñador.
Se trata de una película descatalogada en España y que encontré una tarde por casualidad, cuando vivía en Nueva York, en el Duane Reade de Broadway con Houston mientras buscaba trampas para cucarachas.
La película está basada en hechos reales y cuenta la vida de Rudy Ruettiger.
Rudy vivía junto a su familia en un pueblo industrial de Illinois, Estados Unidos. Desde su niñez Rudy era fan del equipo de fútbol americano de la Universidad de Notre Dame y soñaba con vestir algún día la camiseta azul y el flamante casco dorado de los Irish.
Pero Rudy era muy bajito para jugar al fútbol americano, como cruelmente le recordaba su hermano mayor, quien sí contaba con cualidades físicas para este deporte, y los amigos de éste durante los partidillos informales que jugaban a la salida del colegio. Pero a Rudy no le faltaban agallas para enfrentarse a chicos mayores que le duplicaban en altura.
Con apenas 10 años, un día, mientras veían la televisión en familia, Rudy dijo <<yo jugaré en Notre Dame>>, tras una sonada carcajada, su padre le contestó <<quítate esos pájaros de la cabeza y aplícate para conseguir un trabajo en la acería como hice yo>>. Tan sólo su mejor amigo, Pete, creía en el sueño de Rudy.
Sus mediocres calificaciones y la falta de recursos económicos de su familia, privaron a Rudy de ir a la universidad, y le condenaron a trabajar en la acería como hacían su padre y su hermano.
Pete le regaló a Rudy una cazadora de Notre Dame, y Rudy le confesó que seguía ahorrando por si algún día podía llegar a la Universidad.
Semanas más tarde, tras una explosión en la acería, Pete muere. La noche de su funeral, Rudy decide hacer la maleta e ir a perseguir su sueño. Su padre, con poca tacto, trató de persuadirle en la estación de autobuses <<tu sueño inalcanzable nos está volviendo locos. Notre Dame es para chicos ricos e inteligentes, es para grandes atletas. No es para nosotros. Tu eres un Ruettiger, no hay nada malo en ello, puedes trabajar en la acería con la protección de tu familia y los sindicatos, fíjate en tu hermano, pronto será ascendido a capataz>>.
Rudy llega esa misma noche a la Universidad de Notre Dame y le pide al conserje hablar con algún responsable, tras unas horas de espera, es recibido por un Sacerdote quien, tras percibir el entusiasmo de Rudy, le consigue una plaza en Holly Cross, una universidad adscrita a Notre Dame situada en el mismo campus. Al finalizar cada semestre, durante los dos primeros años, Rudy podrá presentar una solicitud de admisión en Notre Dame.
Pese a trabajar todos los días al salir de clase, Rudy no tiene dinero suficiente para pagarse una habitación. Se queda estudiando en la biblioteca hasta que ésta cierra, y tan sólo duerme un par de horas, de forma clandestina, en un camastro en un cuarto de mantenimiento.
Pese al gran esfuerzo realizado, obtiene buenas notas pero no excelentes, por lo que no logra entrar en Notre Dame el primer año.
Un buen día descubre que tiene dislexia, la razón de sus bajas calificaciones desde la escuela. Poco a poco va aprendiendo a superarla mientras sigue trabajando duro, estudiando sin cesar y mal durmiendo en aquel camastro.
El día de su última oportunidad de ser transferido a Notre Dame, se dirige hacía secretaría y recoge el sobre con el dictamen. Sentando en un banco del parque, donde nadie pueda verle, abre el sobre y lee <<La Universidad de Notre Dame le informa que su solicitud de admisión ha sido aceptada>> .
Rudy ha conseguido parte de su sueño, ser alumno de la prestigiosa Universidad de Notre Dame. Pero no hay tiempo que perder, las pruebas de acceso al equipo de fútbol comienzan en dos semanas y Rudy comienza a entrenar duro.
Rudy acaba la prueba completamente ensangrentado y, pese a su estatura, es admitido en el equipo por su ímpetu y espíritu de lucha.
Como no es convocado para jugar los partidos de liga y no sale por televisión, en su familia y en su pueblo siguen sin creer que sea miembro del equipo.
Su entrenador ve en Rudy un ejemplo de entrega y corazón y como premio le promete que será convocado para un partido en su última temporada.
Pero la temporada siguiente se produce un cambio de entrenador. Rudy, quien se ha ganado el cariño y admiración de todos sus compañeros, busca sin éxito su nombre en la lista de convocados antes de cada partido.
Antes del último partido de la temporada (y de la última oportunidad para Rudy de jugar un partido) el capitán del equipo se persona en el despacho del entrenador para pedirle que convoque a Rudy. Ante la negativa de aquel, el capitán deja su camiseta sobre la mesa del despacho. Uno a uno van entrando el resto de sus compañeros y van dejando sus respectivas camisetas <<es por Rudy señor>> le dicen al entrenador. Rudy es convocado.
En el túnel de vestuarios el capitán cede su sitio a Rudy y le dice <<Este es tu sueño, llévanos hasta el campo>>. El equipo de Notre Dame entra al campo con Rudy a la cabeza. La familia de Rudy asiste emocionada en directo.
Durante los últimos minutos, al objeto de forzar al entrenador para que saque a Rudy sus compañeros en el banquillo comienzan a corear su nombre <<Rudy, Rudy, Rudy, Rudy, Rudy, Rudy>> poco a poco el público se va uniendo y también corean su nombre <<Rudy, Rudy, Rudy, Rudy, Rudy>> finalmente todo el campo es un clamor gritando el nombre de Rudy (cuya historia fue publicada en el periódico el día anterior). El entrenador accede y Rudy sale al campo y es ovacionado como nunca antes se había hecho por el público y por sus compañeros.
Al finalizar el partido Rudy es sacado del estadio a hombros por sus compañeros. Desde aquel día de 1975, ningún otro jugador ha abandonado el campo a hombros. Rudy persiguió y consiguió su sueño, entrando a formar parte de la historia de Notre Dame. Atreveos a perseguir vuestros sueños.
David Torija