Cuesta creerlo ¿verdad? Ironías aparte, Red Bull fue denunciada en Estados Unidos por publicidad engañosa. El mes pasado se conocía el acuerdo, a falta de la aprobación definitiva del tribunal neoyorquino competente, entre la compañía propietaria de la famosa bebida energética y los promotores de una demanda colectiva.
En el mismo se reflejaba que Red Bull indemnizaría a sus consumidores con 10 dólares por haberles engañado y no haberles proporcionado alas.
Personalmente, discrepo de aquellos que aseguran que lo importante es que hablen de ti, aunque sea mal. Conseguir una adecuada percepción de la imagen de marca por parte del público objetivo, es para mí algo capital. La notoriedad a cualquier precio es, a mi juicio, perjudicial.
Pero ésta vez creo que estamos ante una jugada maestra de Red Bull, ya que ha conseguido que la noticia de la demanda haya tenido eco a lo largo y ancho del mundo. Su exitoso eslogan publicitario (tal es así que no hace falta mencionarlo, pues es seguro que el lector lo conoce) es evidente que no pretendía ser una verdad categórica.
Red Bull ha jugado al ataque, transformando el monto de una posible indemnización en una campaña publicitaria (indirecta) a nivel mundial.
En Estados Unidos hay gente que busca solucionarse la vida, económicamente hablando, presentando demandas, la mayoría de ellas rocambolescas e infundadas, contra grandes compañías, esperando que alguna prospere y bien ser beneficiario de una sentencia indemnizatoria pecuniaria favorable, bien llegar a un acuerdo con la compañía por la rápida retirada de su reclamación (para no dañar la imagen de la empresa) a cambio de una importante cantidad de dinerito.
El caso más sonado fue la millonaria indemnización que tuvo que pagar una famosa multinacional de comida rápida a un cliente por quemarse la lengua con una patata frita.
En España, donde somos expertos en copiar lo peor de cada sitio, hay quien también lo intenta apuntándose a la lista de Robinson y esperando pacientemente a los spamers. Una vez que son receptores de publicidad no deseada, demandan a la empresa anunciante. Su objetivo suele ser llegar a un acuerdo económico a cambio de retirar la denuncia.
David Torija