Al afirmar que el sector turístico es una de nuestras mayores fuentes de ingresos, no creo estar descubriendo nada. Como tampoco al decir que cada año se repite la misma dañina letanía, huelgas relacionadas con el transporte de pasajeros, de turistas en definitiva, con graves consecuencias para las maltrechas arcas nacionales. Tal es así que la aportación del turismo al Producto Interior Bruto (valor monetario de bienes y servicios finales producidos por una economía, en un momento de tiempo determinado) español ha ido descendiendo año tras año; en 1999 el sector suponía un 11,7% del PIB, mientras que en 2009 ha descendido a un10,3%.
Los últimos en sumarse a la fiesta han sido los trabajadores de la empresa de transporte de viajeros por carretera Auto Res. No contentos con el perjuicio causado a los 12.000 viajeros que se han visto afectados por sus reivindicaciones, amenazan ahora con no cumplir con los servicios mínimos e iniciar una huelga indefinida en septiembre. A los representantes sindicales no les duelen prendas a la hora de reconocer un posible recrudecimiento del conflicto, que podría convertir los paros, en una huelga salvaje al estilo de la recientemente llevada a cabo por los trabajadores del metro madrileño. Esta gente parece no darse cuenta que el transporte en autobús es el más popular, el que utiliza, en su mayoría, la gente más humilde, sin recursos económicos para comprar un billete en un medio de transporte alternativo.
Este verano, de momento, los envidiados sindicalistas (por los varios ceros a la derecha de sus nóminas) del SEPLA, agrupación que engloba al colectivo de pilotos, dan un respiro al sector turístico, postura que los viajeros les agradecemos enormemente.
Los que han seguido un camino dispar, han sido los controladores aéreos quienes, tras el misterioso cúmulo de bajas de las últimas semanas, oficializaron su intención de convocar paros a mediados de agosto. Lo que llevó al sector turístico a unirse, como Fuenteovejuna, para presionar a la Unión Sindical de Controladores Aéreos (UNCSA) para que aceptase acudir al arbitraje propuesto por AENA como solución a un conflicto que ya estaba obteniendo sus primeros reflejos: Cancelaciones de reservas hoteleras, para evitar los veraneantes verse afectados por una huelga que podía transformar sus plácidas vacaciones en una poco deseable gincana.
La agrupación de hoteleros pidió a UNCSA que aceptase sustituir su huelguística medida de presión, por la solución que aportase un tercero independiente.
Al final, en un gesto que les honra, y que da un cierto respiro al turismo nacional, los controladores aéreos han hecho pública su intención irrevocable de no ir a la huelga en el mes de agosto para salvaguardar los intereses turísticos españoles. Así como su deseo de retomar hoy mismo la negociación con AENA. Esperamos que ésta llegue a buen puerto, y que las pálidas pieles de nuestros vecinos europeos y de allende los mares, tornen con normalidad a nuestro país, a adquirir su particular tono rosáceo, con el consiguiente beneficio para nuestra economía.
La mala imagen ofrecida al exterior fruto de conflictos, huelgas estivales…cuentan en los mentideros de color de rosa, que se ven compensadas con la llegada de la primera dama estadounidense y su hija para disfrutar de unas austeras vacaciones en un municipio colindante con Marbella. Es en estas ocasiones cuando me viene a la cabeza la melodía que en aquella sensacional película de Berlanga, Bienvenido mister Marshall, con una exquisita ironía entonaban los habitantes de Villar del Río (dedicada al plan que nunca llegó): Americanos, os recibimos con alegría…
David Torija Pradillo