El año 2018 llega hoy a su fin. Es momento de echar la vista atrás y hacer balance de lo bueno y lo malo que nos ha dado este año maravilloso.
Como soy persona optimista, que ve siempre el vaso medio lleno y si no lo está, busca la forma de llenarlo, el saldo es claramente positivo, tanto en lo personal como en lo profesional. Desde un punto de vista profesional, esbozo brevemente la elevada satisfacción con mi trabajo y las ganas que tengo de superarme día a día. Es el terreno personal, en el que más puedo explayarme, sin salirme del círculo de lo prudente, y el que me ha dado la mayor alegría de este año, ya que he vuelto a ser papá.
Que afortunado soy de tener una familia maravillosa y un trabajo que me entusiasma.
A parte de reflexionar sobre el año que se acaba, también es momento de ultimar la planificación del año entrante. Aunque hace ya varios meses que tengo mi calendario del 2019 de Calendarista colgado en mi despacho, en el que he ido señalando los eventos más importantes, mis objetivos, retos … es un buen momento para repasar los mismos y actualizarlos si es preciso.
Es tiempo de elaborar lo que los anglosajones llaman new year’s resolution, propósitos para el nuevo año. Entre los míos están aumentar la frecuencia con la que publico entradas en mi blog, retomar la actividad deportiva (asistir con mayor frecuencia a los entrenamientos de mi equipo de hockey de veteranos, volver a salir a correr (con la meta de correr la próxima edición de la media maratón de Valencia), perder peso y, sobre todo, poder ir de vacaciones con mi familia a lo largo del año. Por escrito quedan.
Estimado lector de mi blog, levanto mi copa virtual de cava para brindar contigo y desearte todo lo mejor para el nuevo año.
David Torija