Todo está cambiando

Fotografia del libro El Gran Cambio en mi biblioteca

Fotografia del libro El Gran Cambio en mi biblioteca

¿Por qué este título?

Escribo hoy estas líneas, inspirado en el título de un gran libro, revelador a la par que premonitorio, que rezuma fuertes dosis de crudeza y realidad. Empecé a leerlo, seis años atrás, una tarde en los jardines del antiguo cauce del Turia, mientras esperaba que me devolviesen tardíamente el coche del taller, en un tiempo en el que me hallaba perdido, pues parecía que la resaca de la crisis inmobiliaria me enviaba directamente a la lona, en un asalto tardío, finalizado ya aquel combate apenas dos años atrás. El Gran Cambio, así se titula la mencionada obra del economista Fernando Trías de Bes (que en su día ya reseñé en mi blog personal) y a la que di pábulo pensando que este gran cambio vendría solamente de la mano de un exceso de endeudamiento, de la implantación de la era digital y de la inteligencia artificial sin medida, de una globalización mal concebida, aderezada con fuertes dosis de neglitocracia, corrupción e intereses económicos mundialistas sin escrúpulos (con el magnate George Soros como su máximo y despiadado exponente). La pandemia del Coronavirus ha agudizado, acelerado y ejecutado virulenta y repentinamente el cambio.

¿Estamos viviendo el momento más difícil de nuestra historia?

No creo que estemos ante la más grave coyuntura histórica, como rezaba el título de un interesante artículo de Paco Torres de mediados de los noventa, pues a nivel nacional, y si nos ceñimos al último siglo, fue mucho peor la consecuencia del ascenso al poder del Frente Popular en las fraudulentas (hecho constatado y documentado (con las actas de las mismas) en la obra 1936 Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular de Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García) y el clima de barbarie y violencia que sembraron en España con su llegada, que tuvo su cúspide en el asesinato del líder de la oposición, José Calvo Sotelo, a manos del teniente de la Guardia de Asalto Máximo Moreno y del militante socialista y miembro de la motorizada de Indalecio Prieto, Luis Cuenca (asesinato que fue planificado durante tres meses, y que incluía entre sus planes la muerte también de José María Gil Robles y de Antonio Goicoechea,  según la documentación aportada por el socialista Francisco Vázquez) la madrugada del 12 al 13 de julio de 1936. Asesinato que llevó al general Franco a sumarse a los planes de alzamiento del General Sanjurjo y que fue el detonante del suceso más negro de nuestra historia reciente, la Guerra Civil. Esos sí que fueron los peores años de nuestra historia, y no son afortunadamente comparables con el periodo, también histórico, que nos está tocando vivir.

Una tragedia amortiguada

En los atentados del 11 de marzo fallecieron 191 personas. Fue algo que nos marcó a todos los españoles y que hoy seguimos recordando con pavor. Hoy parece que celebremos que tan sólo hayan fallecido 229 personas en nuestro país en un día, sumando un total de 26.299 decesos (reconocidos, pues siguen sin sumarse las personas fallecidas que algunas Comunidades Autónomas descubrieron que no habían sido contabilizadas). Más de veintiséis mil dramas de familiares y amigos que hemos perdido sin la posibilidad de despedirles ni de velarles. El apagón informativo de una prensa en exceso dependiente de la publicidad y que ante el riesgo de poder perderla (como sucedió en los años ochenta con El Alcázar, que no sólo dejó de distribuirse en trenes y aviones estatales, que no sólo perdió la publicidad institucional, sino que las empresas privadas anunciantes cedieron ante el chantaje gubernamental (según testimonio de su director de entonces, Antonio Izquierdo y de uno de sus redactores, Eduardo García Serrano)) ha plegado velas. En el caso de El Alcázar, la desaparición de la publicidad junto a unos elevados costes fijos, fueron la causa del cierre del periódico más leído por aquel entonces en España junto a El País. Citando al mencionado redactor La Gestapo moderna te envía hoy a sus inspectores de Hacienda o te retira la publicidad…

Curioso que con más de veintiséis mil muertos la televisión pública no luzca un crespón negro permanente en señal de duelo, que no se hayan visto imágenes de ningún funeral, entierro o simple ataúd (salvo la criticada portada de El Mundo con la morgue del Palacio de Hielo, criticada precisamente por aquellos a quienes no les dolieron prendas a la hora de publicar, entre otras, la foto del cadáver de Miguel Ángel Blanco, o la de un andén plagado de fallecidos y heridos graves el 11 de marzo). Qué esperar de un gobierno que cuando llevábamos 14.000 fallecidos, sólo se había dignado a dar el pésame en público a un importante miembro de la comunidad musulmana en España. Mi más sentido pésame a las familias de todas las víctimas sin excepción.

Mala gestión

No tengo filiación política alguna, pero en la actual situación, mi crítica al gobierno nacional por la gestión de la crisis, me convertirá en acreedor de la etiqueta de facha. Estrategia recurrente que junto a la caza de brujas iniciada en las redes sociales, utilizando para ello todo el aparato del Estado, pretende acallar cualquier pensamiento crítico. Sólo apostillar que hemos estado a la cola del mundo a la hora de aprovisionarnos debidamente de material sanitario, poniendo en riesgo a la población con resultado mortal, por el desconocimiento del funcionamiento de los mercados internacionales, cuando no por mala praxis por intereses espurios. En la empresa privada cualquier director de compras hubiese sido fulminado inmediatamente por mucho menos. Todo esto pasa por utilizar como criterio para la elección de personal para puestos clave, el carnet político de partido en lugar de la experiencia y la formación adecuada.

Necesidad de invertir en investigación

Una vez más queda demostrada la importancia de la inversión en investigación y desarrollo,  a todos los niveles, en lugar de utilizarse como una mera partida para aminorar la cuota del impuesto de sociedades de las empresas.

¿Quiénes son las verdaderas estrellas?

Esta crisis nos ha demostrado quiénes son los verdaderos acreedores de nuestra admiración y no son los Cristiano Ronaldo o Messi, sino el personal sanitario (a quienes llevo agradeciendo su labor desde hace años en distintos artículos), las fuerzas de seguridad del estado, el ejército, personal de limpieza, cajeras de supermercado, camioneros, repartidores,… en definitiva todas aquellas personas que se han expuesto, jugándose la vida, en la mayoría de los casos a cambio de un salario mísero, tanto para curarnos como para evitar que se cortase el suministro de alimentos. A todos ellos, mi admiración y agradecimiento.

Cambios en los hábitos de consumo

He escrito varios artículoshablando del cambio en los hábitos de compra. Primero se cambió el pequeño comercio por las grandes superficies. Más tarde se está sustituyendo a ambos por el comercio electrónico. El confinamiento ha traído un crecimiento exponencial de las compras por Internet que va a resultar difícil revertir. Cuidado porque se puede llegar a una situación monopolística en el comercio que sólo beneficiaría a la afamada empresa que disfrutaría del mismo.

Cambios en los medios de pago

Desde el inicio de la pandemia se ha recomendado, por salud, evitar los pagos en efectivo, fomentándose el pago con tarjeta y con el móvil. Al igual de lo que sucede con las compras por Internet, su uso extendido se quedará para siempre, acelerando la eliminación del dinero físico.

214 Todo va a cambiar II

Teletrabajando desde mi despacho en casa

Teletrabajo

A mi juicio, de las pocas ventajas que los cambios que el confinamiento nos ha traído es la implantación, de momento, del teletrabajo. Especialmente en España impera el presentismo, esa sensación de que uno trabaja por el mero hecho de estar sentado en su puesto. En muchos casos, en España tenemos largas jornadas laborales, debido a la existencia de una pausa de dos horas para comer. Si a esto le sumamos desplazamientos diarios eternos, fruto de los atascos, nos encontramos con jornadas maratonianas que impiden o dificultan la conciliación familiar con la vida laboral. Además es algo que no nos vuelve más productivos. Conozco muchas empresas en las que los trabajadores, sin nada que hacer, esperan mucho más allá de su horario a que se vaya su jefe, pues está mal visto irse antes que él. Con una disciplina adecuada de trabajo y con honradez, el teletrabajo sería una opción estupenda para trabajadores y familias (en aquellos casos en los que se pueda desarrollar) e incluso podría ahorrar costes a las empresas. Durante mi etapa en la dirección de Toastmasters Valencia tuve la suerte de conocer de cerca los centros de coworking de la ciudad del Turia como CoWorking Valencia y Wayco (donde incluso trabajé puntualmente como docente en un proyecto llamado Wayco School) y pude comprobar que se puede trabajar en cualquier sitio, alquilar salas de reuniones cuando se necesite… además en un ambiente colaborativo enriquecedor.

Globalización y control de fronteras

Una reflexión ¿De verdad es un trastorno y una pérdida de libertad controlar las fronteras dentro de la UE? A mí no me importa tener que enseñar mi pasaporte, o que me tomen la temperatura.

Recientemente leí el libro de los profesores Juan A. de Castro y Aurora Ferrer: Soros rompiendo España. En el que se demuestra, documentalmente, el entramado societario que el magnate húngaro ha creado para poner patas arriba el mundo, promoviendo y financiado las llamadas revoluciones de color como la Primavera Árabe o el Process en Cataluña, utilizando los principios de Sharp de la no violencia (nombre engañoso) para destruir, en pro del mundialismo y de sus intereses económicos, determinadas naciones.

Lo que de verdad importa

Después de casi dos meses de confinamiento, nos hemos dado cuenta de lo mucho que echamos de menos cosas tan simples como poder visitar a tus padres sin ponerles en riesgo, dar un paseo con tu mujer, entrar en una librería, tomarte una cerveza en una terraza con los amigos o recoger a tu hija en el colegio y quedarte con ella en el parque departiendo con otros papás de lo divino y de lo humano o incluso de la Ley de Memoria Histórica que tan poco me gusta y con la que recuerdo haberle dado la tabarra a otro papá, Alejandro, con Mila y el prudente Óscar (papás de otros dos niños) de testigos, un par de días antes de que todo esto empezase.

 Parafraseando al desaparecido Andrés Montes la vida puede ser maravillosa, y aunque tengamos que cambiar nuestros hábitos de vida y muchas cosas vayan a cambiar, y no todas para bien, sabremos adaptarnos y seguiremos disfrutando de los pequeños placeres de la vida.

David Torija

Acerca de David Torija

Economist and MBA. Business Development Manager, Advisor and Business Strategist. Passionate about Management, Finance, Marketing, Sales, Social Media, Writing and Public Speaking. Cross Cultural and Global Minded. Hard Worker. Entrepreneur. Optimistic, Enthusiastic: Always look on the bright side of life.
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